Tirado en la cama, todavía sudando, encendió un pitillo, quizá ese instante fuera el mejor del día, después de varias caladas le pasó el cigarrillo a ella, lo apuró como si la vida le fuese en ello, tenía los pies doloridos a causa de los tacones, esos encuentros furtivos iban a terminar matándola.
El reloj tampoco se detuvo esta vez, ya no había tiempo para mas, se levantaron casi sin mirarse, se vistieron deprisa, y se metieron fugazmente en el coche, intentando no llamar la atención mas de lo necesario.
Ella miró de reojo sus papeles que viajaban desordenados en la parte trasera del coche, entre ellos le pareció ver algo, apartó de un manotazo aquellos documentos tan importantes, y allí estaba, provocándola.
- ¿Otra vez te has comprado el Hola?
La cara de él era un poema, cogió la revista y comenzó a ojearla nerviosamente, y allí, en las páginas centrales estaba ella, tan rubia, tan alta, tan noruega, tan modelo. Sin duda no iba a olvidarla nunca.
- No te enfades dijo con cara de bobo. - Es para mama, ella me la encargó.
Letizia abrió la puerta del coche, sonrió y saludo a la gente.
El reloj tampoco se detuvo esta vez, ya no había tiempo para mas, se levantaron casi sin mirarse, se vistieron deprisa, y se metieron fugazmente en el coche, intentando no llamar la atención mas de lo necesario.
Ella miró de reojo sus papeles que viajaban desordenados en la parte trasera del coche, entre ellos le pareció ver algo, apartó de un manotazo aquellos documentos tan importantes, y allí estaba, provocándola.
- ¿Otra vez te has comprado el Hola?
La cara de él era un poema, cogió la revista y comenzó a ojearla nerviosamente, y allí, en las páginas centrales estaba ella, tan rubia, tan alta, tan noruega, tan modelo. Sin duda no iba a olvidarla nunca.
- No te enfades dijo con cara de bobo. - Es para mama, ella me la encargó.
Letizia abrió la puerta del coche, sonrió y saludo a la gente.
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Syldavia -
macacolandia -
xiluso -
Curioso relato
Fran -
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herel -
Otra Taza de Café -