De como me sentí...
Tal como vino se fue,
tal como entro salió,
discreto,
pausado,
exento de romanticismo,
comedido en las formas,
conquistando poco a poco un espacio que no era suyo,
justificando su posesión como salida a una forma de vida cómoda,
despreocupada,
infantil.
Quizá nació de un capricho,
se alimentó de una ilusión,
intentó sobrevivir de las rutinas,
pero como todo murió,
murió de pereza de hastío,
de desilusión.
De pronto un antiguo espacio volvió a su antiguo dueño,
usado,
dañado,
sin ilusiones ni proyectos,
el miedo se apoderó del conquistado,
su hasta entonces verdad cayó en un abismo,
sin ramas donde agarrarse,
sin peldaños para poder subir,
no se atisbaba cuerda de esperanza.
Nada.
El pasado había anclado a sus anchas,
un reflejo de lo que fue o de lo que pudo ser no dejaba espacio para nada mas, terreno muerto,
impotente,
agotado,
pobre,
cansado de nada,
debilitado por todo,
desalentado por sus propios miedos,
por sus grandes limitaciones,
no encontraba su razón de existir,
la olvidó en el camino,
no recordaba lo que fue,
descuidó su ambición,
arrinconó su libertad,
y así subsistió por largas temporadas,
aletargado al calor de un reflejo distorsionado.
Penso que la solución debía estar en su interior,
y busco en sus recuerdos,
indagó en sus pensamientos,
preguntó a sus más olvidados sentimientos,
y no halló respuestas convincentes,
ni desenlaces repentinos,
la nada dominaba su propio yo,
el vacío más absoluto se registraba como único inquilino.
La desesperación crecía al comprobar que esa nada era transparente,
simple,
y absoluta,
era contradictoria,
de apariencia ligera pero pesada e inamovible;
silenciosa,
callada
pero brutalmente ensordecedora,
se deslizaba suavemente pero todo lo arrasaba.
Luchar contra tanta paradoja desalentaba sus esperanzas,
limitaba sus recursos y bloqueaba sus esperanzas.
¿Qué hacer ante tanta desesperación?
Ceder o luchar,
someterse a la nada como siervo incondicional,
rendirse a sus más profundos deseos o batallar para alejarla de allí,
combatir con todas sus fuerzas para recuperar el terreno perdido.
Atacar,
pelear
y vencer la solución de simpleza teórica se convertía en un hecho lejano muy distante, casi imposible de alcanzar.
Oyó decir que el tiempo cicatrizaría algunas heridas,
que su paso lento pero seguro pararía el dolor,
mitigaría el recuerdo,
y olvidaría la razón.
Y el tiempo irremediablemente comenzó a sucederse,
lento,
perezoso,
apático, no se paraba,
pero tampoco tenía prisa,
lentitud estrepitosa,
que llegaba y no pasaba.
Sin razón aparente floreció una pequeña mimosa,
tímida,
escondida,
indecisa.
Dando a entender con su presencia,
que nada estuvo finalizado,
que simplemente dormía,
en un sueño largo y cómodo del que perezosamente comenzó a despertar .
ESTO LO ESCRIBÍ EN MARZO EN MEDIO DE MI DEPRE, Y HOY LO HE ENCONTRADO Y ME DA HASTA VERGUENZA LEERLO, PERO COMO TODO LO DEJO AQUI PLASMADO, AQUI LO DEJO.... HOY ES SEPTIEMBRE
3 comentarios
Patry -
En los peores momento yo también cojo mi cachito de papel y mi lápiz, pero para dibujar... No soy una artista, ni tampoco son buenos, pero representan para mi lo mismo que esto para tí. Yo no me he atrevido a mostrarlos nunca,me pareces muy fuerte, así que ánimo.
Un beso.
Trilce -
ánGeLeSs -
ma llegao si seño ma gustao jeje felisidade xk ta kedao mu bien:D