Nunca digas de este agua... ni lo de cura .... ni na.

Al igual que cuando afirmé rotundamente que jamás me pondría rimel, y descubrí que mi mirada podía tener un destello especial sin estar enamorada con solo usarlo.
Del mismo modo que lucía orgullosa mis vaqueros sin cinturón, sabiendo que jamás me pondría uno porque sencillamente no me gustaban, y ahora tengo una colección de ellos que me hace peder tiempo escogiendo.
Idéntico al día que entré en la peluquería y me corte el pelo, cuando siempre había manifestado que aborrecía el pelo corto, y me costó meses tenerlo otra vez a mi gusto.
Semejante a cuando se me llenaba la boca diciendo que carecía instinto maternal, que nunca tendría hijos, y cuando llego el mencionado instinto lo hizo de sopetón, sin avisar y lo arrasó todo.
Exacto a todo eso, creí que nunca te traicionaría, pero lo hice… tuve que elegir o te traicionaba a ti o me traicionaba a mi misma.
6 comentarios
Quejío -
Ya se sabe que nunca puedes decir nunca, nunca.
Nosotr@s decimos, vamos hablando. Pensamos, creemos, opinamos, pero luego a veces la vida decide, o te hace decidir en cosas que antes no creías.
P. D. Sí, soy yo la que pedaleaba, bueno, pedalear, lo que se dice pedalear, la que iba cuesta abaaaajo!!
Gracias por tus comentarios, tu blog engancha.
Besos
oscar -
Ya por el lado serio no sé el valor de las traiciones, no puedo opinar. Besos
wAtAsHi -
Y cuando se trata de uno mismo, aveces hay que optar por nosotros y rebajar a un puesto inferior a los demás. Por nuestro bien.
terminus -
Beso gordo
Edu
Chasky -
Fran -